Un pariente mío comentaba que él estaría siempre en la oposición. Que gobernara quien gobernara, él estaría siempre oponiéndose al grupo gobernante. La verdad, por una parte, no está mal. Siempre ladrándole al otro bando, criticando tanto errores como aciertos, indiscriminadamente.
Pero, ¿es una postura constructiva?
No, de ninguna manera.
Hay muchos que se pasan la vida gritándole a la luna con tal de gritar, que quizás sea una forma de descargar el mal humor. Pero embistiendo continuamente, no se hace nada. Se pasan los años y al final, es posible llegar a decir: "¿Qué he hecho yo de positivo?"
Pues nada, nada de nada.
En algún momento hay que decantarse por algo, en algún período de la vida hay que arrimarse a alguna tendencia, simpatizar con algún movimiento, con determinado partido, porque, o se cae en la utopía de "...un español, un partido político...", o se decide uno a militar donde sea, para ayudar a levantar el país, que es cosa de todos.
No es el primer caso que he conocido, ni tampoco el último, seguramente.
Así, sólo se consigue una permanente desazón. La satisfacción se comparte. Como gustan de compartirse las buenas noticias y los buenos momentos.
En fin, eterno opositor, quédese con su soledad, que es lo único que posee.
miércoles, 7 de mayo de 2008
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