He leído en la prensa que se ha puesto en marcha una recogida de firmas para que los ediles o concejales (el diccionario de la Real Academia recoge más acepciones...), no salgan en las procesiones. A mí me importa un comino que salgan o dejen de salir. Recuerdo, que, de niño, en las fiestas de mi pueblo, y digo pueblo porque así lo he considerado a pesar de que siempre se ha intitulado ciudad, en las fiestas locales y otros eventos, como Semana Santa, Corpus, etc., la corporación municipal, alcalde al frente y vara en mano, salía, al final de las procesiones, con cara de circunstancias, eso sí, y me parecía lo más normal. Estado confesional éramos entonces.
Bueno, pues ahora no.
Y a mí, ¿Qué me importa que los ediles participen en una procesión?
!Que hagan lo que tengan que hacer¡
Siempre tiene que haber alguien, que en vez de dedicar sus esfuerzos a cosas constructivas, como recoger firmas para que tal o cual servicio funcione bien, para que de una vez se abra al tránsito el puente de piedra como es debido, para que los escolares asistan al colegio más próximo a su domicilio, en fin..., pues se dedican a tocar las narices a los demás y a mirarse el ombligo.
O lo que es lo mismo, a perder el tiempo.
¿Qué tienen contra los sufridos ediles...?
Para mí que en este país, y sobre todo en Aragón, impera la mala leche, hablando claro y pronto.
Que todo es poner trabas y zancadillas al vecino y hay quien se dejaría sacar un ojo para que al prójimo le saquen los dos.
Todo ello lo promueve el Movimiento Hacia un Estado Laico.
¿Quienes son...?
¿De dónde han salido...?
La cuestión está en que existe un protocolo aprobado que obliga a los ediles a participar o asistir a este tipo de celebraciones religiosas. Bueno, es inherente al cargo, si no, que dimitan.
Si un concejal no está de acuerdo, que presente su dimisión, y sanseacabó.
El M.H.U.E.L. alega que por esa misma regla de tres también tendrían que asistir a las celebraciones del Ramadán. Esto ya es rizar el rizo. Dejemos al Islam tranquilo, como ellos deben dejarnos en paz a nosotros, y de hecho, lo hacen.
A fin de cuentas, históricamente, somos cristianos.
Yo no termino de entender esta especie de malabarismos pseudodemocráticos de algunos sectores.
Como siempre, queremos llevar las cosas al límite, quizás para demostrar que somos más demócratas que nadie, y que si el estado es laico, pues venga, a arremeter contra todo lo que huela a religión.
Las tradiciones son difíciles de cambiar...
En fin, repito, una forma más de perder el tiempo.
viernes, 23 de mayo de 2008
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