Tal día como hoy, hace sesenta y tres años, se produjo la rendición incondicional de la Alemania nazi. Tal día como hoy terminaron muchas pesadillas. Para los dos bandos.
Hoy, Alemania, reunificada, sin muro de Berlín, ni este u oeste, sigue demostrando al mundo que es capaz de olvidar, de no reincidir, de seguir adelante limpiamente, de pedir todas las excusas y perdones que haya que pedir.
Y, además, es una potencia económica.
Como el Fénix, sup renacer de sus propias cenizas, levantar el vuelo y elevarse a las alturas.
Y sigue haciéndolo.
Tenemos mucho que aprender de este gran país.
Sobre todo a la hora de enterrar de una vez por todas los malos recuerdos, y abrir los ojos al sol de la mañana, sin amarguras, sin rencores, sin reproches,Los sin nada más que no sea construir el futuro, pero un futuro limpio y claro, completamente lavado de sombras.
Aún hay quienes fomentan la hora negra de nuestro desencuentro.
Hacen mal, sean quienes sean.
La nostalgia no es buena. El nostálgico, lo es porque se siente incapaz de avanzar.
miércoles, 7 de mayo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario