Si abrimos un diario o vemos un informativo, podremos comprobar que el deporte ocupa un porcentaje demasiado alto de su espacio. Se da al deporte, sobre todo al fútbol, una atención excesiva. Las noticias "futboleras" alcanzan el rango de cuestiones de estado. Me parece demasiado, de verdad. Claro, que, es una fórmula muy antigua. Los romanos ya la aplicaban:
"Panem et circences". Demos al pueblo pan y circo, y todos felices. Aquí, sólo circo, lo del pan, pues que cada cual se avíe.
No tengo nada en contra del deporte, y me alegro de nuestros éxitos por el mundo, que no son pocos. Pero de ahí a ver cómo se convierte en centro de atención, en eje vital, en base de la vida cotidiana, pues no, no me gusta.
Ocurren demasiadas cosas en el país y en el mundo que están por encima de cuestiones deportivas.
Tenemos problemas económicos, políticos, sociales, educativos..., a los que sólo se contempla de pasada.
Lo que "vende" es el fútbol.
El dichoso fútbol.
Hay jugadores que les viene justo para hablar, y que, si embargo, ocupan informativos y páginas enteras.
Siento vergüenza ajena al oír cómo se expresan algunos futbolistas.
Serán muy hábiles con el balón, pero creo que de cerebro, cero.
Está bien el deporte, pero no construye un país.
Que se muevan millonadas en este ámbito, pues mire usted, raya la inmoralidad.
El hecho de que un individuo haga maravillas con el balón, supone que se embolse cantidades astronómicas.
Hasta ahora, no se ha demostrado la utilidad de las hazañas deportivas, la verdad es ésa.
Pero,mientras, el deporte es una nueva forma de idolatría, que mueve masas y pasiones.
Y yo me pregunto: ¿Sirve para algo?
jueves, 22 de mayo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario