viernes, 16 de mayo de 2008

Poesía...cada día.

Tu recuerdo alimenta la esperanza
bajo el cóncavo cielo,
improvisaciones irisadas,
musicales líneas discontinuas
de las nubes tenues.
Como un don preciado de los dioses
tuve tu cintura entre mis brazos,
y la curva delicada de tus senos
se apoyó en mi pecho palpitante.
Grata realidad de aquel momento,
instantánea sutil,
luminosa espiral de incierta dicha.
Voluptuosas náyades celestes
evolucionaban
en un bajorrelieve inaccesible
y el sol del ocaso
doraba sus apacibles rostros.
(La brisa entra a raudales
por las ventanas abiertas.
Nubes de golondrinas
trazan arquitecturas imposibles
y los lirios ondulantes
se mecen con el viento vespertino).
Mi pensamiento forja
cariátides de hierro entre las ramas.
Sonidos, palabras, formas,
todo fluye
como incesante marea
que se apodera
de las desiertas playas de mi mente.
Íntimos momentos,
viento aprisionado entre los labios
delicados y humanos
de lo que fuimos y seremos
hasta volver como otoñal ceniza,
despojados de soles, a la tierra.

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