domingo, 18 de mayo de 2008

Los viajes del filósofo.

El filósofo viajó mucho. Recorrió las ciudades más famosas y remotas. Las recuerda todas. Pero nunca supo por qué viajaba. En una ciudad, halló un monumento incomparable. En otra, un museo donde se exhibían obras de arte legendarias. En otra, sucedieron hechos que estremecieron al mundo.
Y un día, dejó de viajar.
Se detuvo y ya no quiso seguir.
Regresó.
A veces, el coco escucha los relatos de sus viajes.
El filósofo describe calles, plazas, avenidas, jardines, puentes sobre ríos de aguas tranquilas, gentes que conoció.
Pero en sus palabras hay siempre una incierta melancolía.
¿Halló lo que buscaba?
Si es que buscaba algo...
Él, cierto día, sintió el impulso irrefrenable de abandonar la ciudad donde vivía, y se fue muy lejos...
¿En busca de qué...?
Quizás sólo deseaba huir de sí mismo.
Puede que así fuera...

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