La sombra de Fidel se proyecta sobre Cuba.
Está y no está.
Su hermano Raúl, parece tener la misma afición a los discursos interminables, retóricos y demagógicos a más no poder.
Pero el caso es que el salario medio del pueblo cubano no llega a los quince euros.
Los defensores del régimen se defienden con dos argumentos, la educación y la salud.
Los detractores, que el país sufre una mala gestión económica, además de que las libertades civiles prácticamente son inexistentes.
La opinión de los cubanos, siempre con temor a represalias, es que viven un estado de retroceso más que un avance y si todos los sufrimientos han merecido la pena y han servido para algo.
Se celebra el 50º aniversario de la llegada de Castro al poder.
Pero, en cincuenta años, si un país no ha ido más allá del punto de inicio de una nueva etapa, es que ha fracasado, sencillamente, ha fracasado.
¿Cambiarán las cosas cuando Fidel, definitivamente, ya no esté?
¿O el castrismo perdurará para contento de unos pocos y descontento de la mayoría?
Quién sabe...
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