Leí por primera vez uno de sus poemas, "Recuerdo infantil", al comenzar mi primer año de bachiller, el bachiller de entonces...
En un aula sombría, donde todos estábamos mirando a la pizarra, y detrás de nosotros, un padre escolapio, sentado en una silla de brazos, tras una mesa, sobre una tarima, las horas de finales de otoño se hacían interminables...
Yo tomaba enconces un libro, el de Formación del Espíritu Nacional, o seas F.E.N., y leía...
Leía, porque había allí fragmentos muy interesantes, de escritores que aún no conocía, pero que me parecieron formidables.
Entre ellos, D. Antonio Machado.
"Una tarde parda y fría
de invierno, los colegiales..."
Y lo leía una y otra vez, y sentía la angustia de estar allí, envuelto en un opresivo silencio, en un aula grande y triste.
Había pasado de poder jugar todas las tardes nada más salir del colegio, a un régimen severo, estricto y exigente, que me mantenía ocupado hasta la hora de dormir.
Efectivamente, eran "tardes pardas y frías", interminables.
Yo me evadía y mi pensamiento vagaba por lugares remotos.
Evocaba libros de viajes, de aventuras, de cuentos..., y así hasta que unas palmadas nos avisaban de que ya era hora de salir.
Fue un inverno duro y persistente aquel año...
Que se llevó el tiempo...
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