El ínclito jefe del ejecutivo sigue su "flirt" con los medios informativos.
Está en todos ellos, menos donde hace falta: En el Congreso.
Ayer, se presentó en el programa televisivo "Tengo una pregunta para usted", al que ya debe de estar abonado.
La verdad es que se mantuvo muy distante en lo referente a economía, y, en opinión de todos,
defraudó.
A pesar de todos sus esfuerzos, de la verborrea desplegada, defraudó.
No conectó en absoluto con sus interlocutores.
Aunque el Sr. R.Z. no se lo crea, ha comenzado a vivir su declive.
Ya no tiene credibilidad.
Por mucho que argumente que "se equivocó, pero no engañó", lo cierto es que ya muy pocos creen en él, porque no es digno de confianza.
Y no lo es, por su ya famosa reticencia a afrontar la verdad, por su tendencia a poner paños calientes y ungüentos homeopáticos, que huelen a placebo a una legua.
Todo, menos reconocer la realidad.
Descaro, sí, falta de honestidad, desprecio a la opinión pública española, y un reiterativo pasar de todo, subvalorando la capacidad de apreciación de los españoles.
Seguramente considera que gobierna a un pueblo de ignorantes, de desinformados, pero si piensa así, se equivoca.
El país entero sabe muy bien lo que está sucediendo.
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