Cuando se produce una catástrofe, los ciudadanos se sienten más unidos, y más propensos a la solidaridad.
Lo hemos podido comprobar en multitud de ocasiones.
Ahora, estamos en medio de una catástrofe económica que nos afecta a todos.
No sólo a una familia.
No sólo a un grupo.
No sólo a una ciudad.
Sino a todo el país.
Y no se ve ni rastro de unidad, de cohesión, de solidaridad.
Los partidos políticos, que en un momento así deberían incluso crear un gabinete de crisis, no hacen sino ladrarse unos a otros, arrojarse piedras en forma de insultos y descalificaciones, y fomentar la desunión.
En una situación catastrófica, siempre hay un norte, una dirección que tomar para salir de ella.
Pero hoy, 29 de enero, cuando el Banco de España reconoce oficialmente que hemos entrado en recesión y que vamos a vivir tiempos difíciles, la desorientación todo lo invade.
El gobierno no sabe todavía qué soluciones tomar, es incapaz de decidir qué es lo que más nos conviene a todos. Ni cuales son las medidas oportunas para que no se hunda la nave del estado.
¿Qué tendrá que suceder para que la sociedad en que vivimos se conmueva, tome conciencia de la gravedad de la situación y se lance a la calle..?
jueves, 29 de enero de 2009
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