domingo, 16 de octubre de 2016

Mirar atrás...





"Quien olvida su historia,
está condenado a repetirla".
George Santayana.


Últimamente, 
aparecen en los medios,
algunos coletazos informativos,
relacionados
con ese pseudoinvento,
nefasto,
cochambroso,
y marcadamente necrófilo,
conocido como
"Memoria histórica".

Cuando,
los ilusionados votantes
de aquel radiante día de junio
de 1977,
depositamos nuestras papeletas
en las recién estrenadas urnas,
creímos,
¡pobres ingenuos!,
que un viento nuevo,
aromado de vida y esperanza,
había comenzado a llevarse
las miasmas y virulencia,
de un pasado, que, 
lo mejor era enterrarlo bien hondo.

¡Cuánto nos equivocamos!

La mala sangre,
la podrida mala sangre
del revanchismo,
del odio irracional,
parido por el conservadurismo,
de los eternos e inextinguibles
enfrentamientos,
supuestamente ideológicos,
pero con un trasfondo 
mucho más negro,
seguía y sigue corrompiendo
las venas y arterias
de este maltrecho país.

Ya pudieron soplar
vientos renovadores,
ya pudieron correr brisas
que susurraban bellas frases
de nuevo entendimiento,
de hermanada convivencia...

Los aires nuevos,
apenas nos rozaron,
y, tristemente,
tomaron el rumbo de regreso...

 Así, cierto día,
amanecimos con cantos de sirenas,
en forma de una "Ley de memoria histórica",
una falacia
ávida de abrir tumbas,
de turbar la paz
de cuantos yacían en campos,
en montes,
y en las orillas de carreteras y caminos...

Los que cayeron,
a manos de uno y otro bando,
hace tiempo que duermen el sueño eterno...

Y...¡qué mejor lugar,
que en medio del natural silencio,
bajo las estrellas,
el sol de cada mañana,
y el vuelo alegre de los pájaros...!

Pero, no...

Había que reavivar
amargos rescoldos,
había que reiniciar el fuego
de hogueras apagadas...

Resucitar rencores trasnochados...

La "Memoria histórica",
en vez de hacer patentes
los errores cometidos,
para no tropezar de nuevo en ellos,
en lugar de conducirnos
por una senda de buena voluntad y entendimiento,
prefiere obligarnos
a recorrer los caminos tortuosos
del odio y revanchismo más irracionales...

Y jamás desarraigados...

Lo importante es el hoy...,
y sobre todo, el mañana...

El pasado ya no existe...

Sólo poseemos el futuro...

Y...¡ no puede estar en manos de cualquiera...!











(Archivo: cuevadelcoco).



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