miércoles, 4 de junio de 2008

Hambre y burocracia.

El presidente de Senegal se lamentaba en la Cumbre de la Fao, en Roma, de que la excesiva burocracia de esta organización limitaba su fuerza y capacidad de actuación. O. lo que es lo mismo, que ya vale de expertos, de estudios, de reuniones y deliberaciones, y más actuación positiva.
Ocurre lo mismo con la mayoría de las ONGs.
Demasiada infraestructura, y poca efectividad.
Demasiados gastos en sustentar la propia ONG y poco capital destinado a una ayuda efectiva.
Cuando una organición que se basa en el altruísmo, se convierte paulatinamente en una institución burocratizada, la actuación es lenta, la ayuda no llega a tiempo o se pierde en laberintos de papeleo.
No me extraña que el presidente de Senegal manifestara su indignación.
Y como él, los dirigentes de países en estado de subdesarrollo, y más por debajo todavía, cuyas necesidades son tan urgentes que de la ayuda internacional depende la subistencia de miles y miles de seres humanos.
Alimentos, agua, asistencia médica suficiente..., pero ya.
Lo mejor sería dejarse de palabras, de bonitos discursos, y no perder el tiempo, pues mientras se habla y se habla, mueren muchos seres dejados de la mano de aquellos, que pudiendo ser solidarios, y disponiendo de medios, miran hacia otro lado.
Vale de palabrerías, vale de conferencias cumbres, de "hacerse la foto" frente al mundo, y sí actuación inmediata.
Inmediata, esto es, desde ahora mismo.
Existen ONGs, que yo llamaría, "pobres", sin que esta califación sea peyorativa, ni mucho menos, que llegan allí donde es necesario, en un franciscanismo ejemplar, cuyos componentes viven humildemente y se sacrifican hasta el heroísmo, que si tienen que recorrer a pie cincuenta kilómetros, lo hacen, sin todoterrenos ni helicópteros. Simplemente con su voluntad inquebrantable de hacer el bien.
Estas organizaciones son las verdaderas, las indispensables.

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