martes, 22 de noviembre de 2016

Carteros..., y cartas...






En aquellos años,
de memoria agridulce,
aún se escribían cartas...

Escribir una carta,
no era un acto banal...,
no era, como lo es hoy,
un mensaje enviado vía whatsapp,
que puede contener
desde una noticia importante,
para un grupo, familia o individuo,
hasta el prosaico
"...no te olvides del papel higiénico,
los huevos y el tomate frito...,
que te viene de paso..."

No...
Escribir una carta,
requería de ciertas condiciones:
Intimidad, soledad,
un buen estado de ánimo,
y un mínimo guión previo...

Había que seguir un protocolo...

Comenzando por desear
el disfrute de buena salud,
al destinatario o destinatarios...
Referir, después,
lo ocurrido en casa del emisor...
Normalmente, cosas cotidianas,
"eventos consuetudinarios..."
al decir del inefable
D. Antonio Machado...

Todo ello, salpimentado
con referencias a familiares,
amigos y conocidos...

Se terminaba enviando recuerdos
a los parientes de allí,
y, para cerrar el ciclo epistolar,
las consabidas, pero imprescindibles,
expresiones de afecto...

La carta se cerraba,
dejando muestras
de un ignorado ADN,
en las zonas engomadas.
Y, ¡cómo no!,
en el dorso del sello.

Luego, llegaban los dias de espera.

Hasta que, el cartero,
golpeaba con el llamador,
y, haciendo sonar su silbato,
gritaba el apellido del vecino,
para quien iba dirigida la misiva..

Uniformados,
gorra de plato incluida,
con una enorme cartera de cuero,
que llevaban en bandolera
mediante una ancha correa,
de cuero también,
eran, a semejanza del Hermes de los griegos,
y del Mercurio de los romanos,
los portadores de noticias...

Si no se detenían en mi portal,
no me daba cuenta de ello,
porque, lo familiar,
pasa desapercibido...

Y, cuando lo hacían,
entregaban la carta o las cartas,
con una tenue sonrisa...

Unos dias antes de la Navidad,
solían dejarnos un sobrecito.
Dentro, una felicitación navideña.

Y aquel sobrecito blanco,
se les devolvía en mano,
llevando en su interior
cierta cantidad de dinero...

Y, se alejaban,
siguiendo con su labor...

Los tiempos han cambiado...

Ya no escribimos cartas...

Solo en Navidad,
nos aventuramos a enviar,
unas pocas felicitaciones,

Y muchas,
ni siquiera por Correo...











(Archivo: cuevadelcoco).















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