lunes, 23 de febrero de 2009

La muerte en la literatura japonesa.


Hay una gran diferencia en la forma de afrontar la muerte entre orientales y occidentales.
Los occidentales, y cuanto más mediterráneos peor, la verdad es que la muerte se nos aparece como algo terrorífico, como un paso terrible, como cruzar el umbral del miedo.
Los orientales, viven y conviven con la idea de la muerte como algo normal, la otra cara de la moneda. No quiere decir que no tengan sentimientos, pero aceptan mucho mejor el hecho de que no somos seres eternos.
Pensemos en algo tan simple como esto: Si no existiera la muerte, el nacimiento de un nuevo niño sería una tragedia.
Esta temporada he leído a dos autores, Murakami y Katayama.
Del primero he leído varias novelas, del segundo una, la única traducida al español por el momento.
En todas ellas subyace la muerte, es incñuso el eje de la narración.
En todas ellas, la muerte es una presencia realidad, pero tratada con naturalidad, incluso con afecto...
Kawabata, Mishima, Juniziro Tanizaki..., o el cineasta Akira Kurosawa, han hecho del tema de la muerte una obra de arte.
Sí, se preguntan qué hay más allá...
Eterna duda humana...
Pero desde otro ángulo.
Reproduzco aquí un breve fragmento de la novela de Katayama "Un grito de amor desde el centro del mundo":
"...Si creemos que lo único que existe es lo que podemos ver, lo que tiene forma, nuestra existencia es muy pobre, ¿no te parece? -dijo mi abuelo-. No creo que la persona que yo amaba vuelva a aparecer ante mis ojos con la forma que yo conocía..."
Lo cierto es que hace pensar...
Mientras tanto, y a pesar de los pesares, es mejor gozar de la vida, de cada hora, minuto, segundo..., pues son un regalo.
A partir de aquí, no sabemos más...

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