Todos nos deseamos lo mejor.
Mucha felicidad.
Los mejores deseos para el año que se acerca.
Pero desde hace siglos, el mundo ha vivido en guerra...
Por los motivos que fuesen..., pero siempre en guerra.
Hoy, que vivimos hipercomunicados, que podemos establecer contacto con cualquier parte del planeta sin problema alguno, la verdad es que nos sentimos más solos que nunca...
Aunque no queramos reconocerlo...
El mundo sigue en guerra.
Y con la guerra, el hambre, las enfermedades y el dolor humano.
Sin embargo, la sociedad cierra los ojos, y, a pesar de la crisis, derrocha incluso lo que no puede permitirse, con tal de celebrar unas fiestas, que, la verdad, no tienen demasiado sentido.
No lo tienen, porque no hay conciencia de que la aldea global está a rebosar de seres que sufren
todas las calamidades, todas las injusticias, todo el abandono del primer mundo, o sea, el mundo que no sabe lo que es la pobreza, la escasez, la falta de agua, la falta de atención médica...
Aun así, celebramos la Navidad.
Si la Navidad sirviera para sentirnos más unidos, para fomentar la cohesión social...
Pero no, parece que no...
Nunca he olvidado esta fotografía.
Vietnam.
No necesita comentarios.
La Navidad se celebró igualmente.
Es fácil hacer demagogia, pero también es necesario.
Yo propondría que durante este tiempo que se acerca, dediquemos unos instantes a pensar en los que sufren, estén donde estén.
Y si podemos hacer algo por aliviar el sufrimiento, no lo dudemos, hagamos lo que nos sea posible, no pasemos de largo.
Y hagámoslo sin esperar nada a cambio...
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