Adolfo Suárez tomó la difícil decisión de legalizar el Partido Comunista, y así, el 9 de abril de 1977, entró el PC a formar parte del juego democrático, todavía en fase de transición.
La verdad es que hubo de enfrentarse con diversos sectores, completamente opuestos a ello,
como, por ejemplo, el estamento militar.
Pero no sucedió absolutamente nada.
El PC recuperaba su lugar, sencillamente.
En sus primeros tiempos, atrajo a un buen número de afiliados y en las elecciones, las primeras elecciones democráticas y libres, celebradas el 15 de junio del 77, obtuvo un inesperado buen número de diputados.
Se le tenía en cuenta.
Visto desde hoy, pudo suceder lo mismo que con las aguas contenidas por un dique o muro, que, derribado éste, forman una avenida imparable. Muchos nostálgicos quisieron volver a rememorar viejos tiempos.
(Igualmente sucedió más tarde con la Ley del Divorcio, otra avalancha, que asustó a la sociedad en su momento. Lo cierto es que había muchas parejas en situación irregular que quisieron "ponerse en orden" legalmente).
Luego, las aguas volvieron a su cauce.
La UCD gobernó a partir de 1977, y creo que fue un período plenamente democrático, con sus vaivenes, concesiones, coaliciones, pactos, en fin..., un tiempo breve pero muy interesante.
El Sr. Carrillo, por fin, pudo entrar en España libremente, no de tapadillo, que ya la intentó varias veces de forma más bien cómica. También la Sra. Ibárruri. Y la revista del partido, "Mundo Obrero", dejó de ser ilegal.
El PC se mantuvo estable, aunque paulatinamente fue perdiendo fuerza y escaños, que viene a ser lo mismo.
Hasta su disgregación.
Yo no sé qué pasa con la izquierda en este país, (y en ella no incluyo, por supuesto que no, al PSOE, que comenzó renunciando al marxismo, y que ya no sabemos en qué postura se encuentra hoy), no sé qué pasa, decía, pero parece encaminada al fracaso político.
A finales de los setenta, además del PC estaban el MC, el PT, y algunas tendencia más...
Cuanto más minoritarios, más extremistas...
Ninguno de estos partidos llegó a nada positivo, todo lo más, a formar parte del "grupo mixto",
pero ahí quedó todo...
Y ese "todo", fue la falta de pragmatismo, la falta de unidad, las barreras insuperables por una coma de más o de menos, por matices peregrinos que provocaban la desunión, con gran alegría del partido en el poder, no faltaría más.
¿Qué se puede achacar a los partidos de la izquierda..?
Pues de falta de coherencia, de excesiva retórica, de "afilar" demasiado las posiciones, de establecer diferencia en vez de puntos de coincidencia, de pretender ser portadores de la verdad absoluta, de navegar en un océano disquisitivo, sin rumbo, sin un objetivo preciso, y sobre todo, de un alejamiento de la realidad y de los ciudadanos, además de actuaciones demasiado "folklóricas", de creer que la II República había vuelto como una madre amorosa...
En fin, la izquierda nunca ha tenido nada que hacer, pero no porque el pueblo tuviera algo que ver ello, sino por sí misma.
La izquierda es incapaz de gestionar nada, es incapaz de tomar decisiones acertadas o al menos lógicas, y, es autodestructiva.
Hoy, ningún ciudadano medianamente sentato confiaría su voto a un partido de izquierdas, o claramente proclamado de izquierdas.
No es por miedo, es por sentido común.
Todavía colean grupos como ERC, que visto lo visto, léase Sr. Rovira o Sr. Tardá, no creo que duren demasiado.
En estos tiempos, difíciles, apasionadamente difíciles, el ciudadano hace oídos sordos a cantos de sirenas y lo que desea es vivir el día a día, salir adelante, pagar la hipoteca a fin de mes y que no suba el precio de los hidrocarburos.
Por ello, por todo ello, la izquierda, puede decirse que ha fracasado en toda regla, que no goza de la confianza de nadie, y que ya no levantará cabeza.
La sociedad capitalista ofrece posibilidades que agradan a la mayoría.
Y es la única sociedad que se sostendrá contra viento y marea, crisis incluídas.
martes, 9 de diciembre de 2008
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