miércoles, 25 de enero de 2017

Epístola invernal a Carles Puigdemont: Predicar en desierto...






Sr. Puigdemont: 

Seguramente ha escuchado usted alguna vez,
la expresión "predicar en desierto",
como forma de calificar una alocución,
a la que nadie hizo caso...

Mire usted...,
eso de presentarse en la UE,
así, de buenas a primeras,
para solicitar su apoyo...,
me parece patético...

¿Tan desesperados están,
que recurren a métodos 
como el que usted ha protagonizado...?

Pues ya ha visto el resultado...

Nadie escuchó su discurso...,
nadie ligado oficialmente a la UE...

Recuerdo una frase,
de cuando hacía mis primeras incursiones
en el griego clásico...

"Las vanas esperanzas,
destruyen la voluntad de los hombres".

¿Se ha parado usted a pensar, alguna vez,
si todos los esfuerzos 
encaminados a una pretendida separación,
son, tan sólo, un espejismo,
una truculencia de mago de salón,
alimentada por un grupúsculo,
un coro opaco de eternos enredadores...?

¿Y ha considerado, también,
si usted, en realidad,
actúa como hombre de paja,
sujeto a la voluntad de una minoría...?

Nos anuncia que habrá consulta...

Y, que tras la consulta, 
esa autonomía se desligará de España...

¡Pero hombre, no sueñe despierto...!

Los sueños..., no cuestan dinero...

Por eso mismo,
por ese carácter de gratuidad,
se desvanecen enseguida...

Se disipan como el humo...

La UE,
ya tiene bastantes
e importantes problemas,
para que vaya usted
a incordiar con una minucia...

Porque así contempla la Comunidad,
y ha podido comprobarlo,
las pretensiones de su fallido discurso...

¿Qué esperaba...?

¿Que lo recibieran con los brazos abiertos,
lo apoyaran y alentaran...?

La humareda se ha disipado...

Usted, y sus fabricantes de fantasías,
han chocado, de manera ridícula,
y acaso inesperada,
con la cruda realidad...

¡Medítelo si puede..., o le dejan...!











(Archivo: cuevadelcoco).











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