jueves, 25 de julio de 2024

Las nieves del tiempo...





Capitel corintio.



En todas las familias, siempre hay alguien, 

no importa si es hombre o mujer,

que todo lo sustenta.

Quién llena de vida el entorno familiar,

soluciona los conflictos,

pone paz cuando es necesario,

y siempre sonríe...

Siempre.

A pesar de las dificultades,

a pesar de los vientos adversos.

Capaz de comprender y consolar,

de decirlo todo sin palabras.

Porque le basta una mirada cariñosa,

una leve caricia,

para devolver el ánimo y la esperanza

a quien pudiera necesitarlo.

Son portadores de luz.

Quienes mantienen derecha

la estructura familiar.

Los demás, a su lado, son seres anodinos,

Simplemente, están. Sin más.

En mi familia, he conocido auténticos pilates,

verdaderos ejes de la existencia.

Y, cuando se van, 

los cimientos se descomponen, antes o después.

Y todo falla.

El edificio se derrumba,

porque ya no están.

No son seres de apariencia extraordinaria.

Pero lo llenan todo.

El mecanismo sigue funcionando.

Y un día se para.

Porque se han ido.

Y los recordamos.

Y soñamos con ellos.

Y el despertar es triste.

Sin embargo, han dejado su huella en nosotros.

Y sonreímos,

a pesar de los pesares,

porque siguen a nuestro lado.








(Archivo: cuevadelcoco.)





















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