domingo, 3 de marzo de 2019

Huyendo de la soledad...







Ancianos japoneses en prisión, por propia voluntad.


La soledad es terrible...

Llega un momento en la vida de cualquier ser humano,
en el que, el agujero negro de la soledad,
lo absorbe por completo...

A partir de cierta edad,
una persona, hombre o mujer,
siente que su mundo se ha desmoronado,
que su pequeño y familiar universo,
simplemente, ya no existe...

Los hijos se van, los nietos pasan de todo...

Y ese ser humano, 
se apaga lentamente, envuelto en sus recuerdos,
en esa telaraña cada vez más tupida,
de la que, un día,
es imposible escapar...

Quién tiene la culpa...?

Pues...la sociedad entera,
que hace causa común con la política "de apartheid",
de todos los gobiernos...

Un anciano, no es alguien venerable, sino molesto...

La sociedad lo ve así, y el Estado lo corrobora...

Me ha impactado la noticia
de que los ancianos japoneses,
cometen delitos para no estar solos...

Buscan seguridad, compañía, protección,
cuidados que no tienen "fuera"...

La prisión es su concepto de libertad...

Porque la ciudad, la calle, son entornos agresivos,
ante los que se sienten indefensos,

Cometer delitos para vivir en prisión 
es denunciar que el mundo exterior no los quiere,
los rechaza, los abandona...

Ay, la soledad...!

Quién no recuerda al gran Pepe Isbert,
en "El cochecito"...?



"El cochecito".
Cartel de la película.
Don Anselmo Proharán, (Pepe Isbert),
llega a un momento crítico:
La losa de la soledad,
está a punto de caer sobre él,
aniquilándolo, hurtándole su derecho
a la felicidad compartida...

Envenena a su familia,
no por venganza, sino porque es el obstáculo,
la barrera que le impide integrarse en un grupo de amigos,
todos minusválidos...y con "cochecito"...

Los ancianos japoneses,
no se lo toman tan a la tremenda...de momento...

Sus delitos los llevan a pasar una temporada
en esa prisión-refugio,
que es ahora su casa...

Y vuelta a empezar...!

Veremos esto mismo algún dia,
en esta catástrofe de sociedad,
en la que no queda más remedio que vivir...?

Quién sabe...!
















(Archivo: cuevadelcoco).










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