martes, 17 de junio de 2014

Epístola a todos los desencantados..., cuatro días antes del verano...




De nuevo...el desencanto...

Porque seguimos igual...,
desencantados y cansados...

Somos...
como esta pequeña casa abandonada,
al final del camino...

Más allá,
los chopos...

Y más allá todavía, el río...

Una pequeña casa abandonada,
sin ventanas ni puertas,
donde se cuelan los vientos,
la lluvia y el frío
en las noches inclementes...

No protege del sol,
ni protege de nada,
porque su tejado
también está en ruinas...

Algún día,
fue un refugio para algo,
para alguien...

Hoy, 
ahí sigue,
al final del camino...

Y cuando la cercan
las sombras de la noche,
se estremece...

Igual que nosotros...

Desencantados,
rotos,
esperando un milagro,
que tal vez no llegue...

Demasiadas palabras...

Demasiadas promesas...

¿Dónde estarán los sueños...,
las ilusiones perdidas...,
las esperanzas traicionadas
de nuestra juventud...?

Tal vez hoy se reúnen 
detrás de las paredes
de esta casa olvidada...

La herrumbre de los días
ha sellado la verja
de aquel jardín dichoso
donde fuimos felices...

Por un tiempo muy breve...

¡Tantas veces caídos,
y tantas levantados...!

Los sueños y las sombras
nos parecen lo mismo...

Y todavía, 
seguimos adelante,
por si acaso el camino
aún fuera más allá
de la casa vacía...









(Imagen: mirarlook/cuevadelcoco).










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