Pues sí, Sr. Rajoy, ya está bien...
Utilizar el argumento de la herencia recibida como coartada, puede servir hasta cierto punto...
Pero utilizarlo continuamente, hacer uso de él en todo momento, comienza a sonar a inoperancia, falta de ideas, de empuje, de iniciativa...
Si vamos a estar igual que antes, la verdad, no eran necesarias unas elecciones...
Como plañideras, usted y su gobierno no tienen precio...
Lloran tan bien que hasta resultan creíbles...
Pero no, no nos engañan con su coro de lamentaciones...
¿Que no le gusta la herencia...?
Pues dimita, déjelo, y dedíquese a otra cosa...
Y si no quiere dimitir, gobierne como es debido, que buena falta nos hace a todos...
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