viernes, 12 de noviembre de 2010

Tiempo de recuerdos...(1)

El ángel, sobre su pedestal, en realidad un panteón, parecía observarme, con su rostro tranquilo, sereno, más allá del tiempo y de las distancias...
Tenía yo cinco años...
Cuantas veces he vuelto a ese cementerio, con el monte Oroel al fondo, allí lo he encontrado...
Su mano izquierda se le ha desprendido, acaso por la acción de los rigurosos fríos invernales...
Está junto a él...
Pero, con la derecha, sigue sujetando firmemente esa trompeta de bronce, con la que algún día nos llame a todos...
¡Cuánto sabe el ángel de soles y de nieves...!
¡Cuánto sabe el ángel del dolor por la pérdida de un ser querido...!
Y allí sigue, contemplando los cortejos fúnebres, lo mismo que el alba y el atardecer...
Los líquenes se han asentado en él.
Algunas zonas, están ennegrecidas...
Pero nada ha turbado su mirada serena, su mirada, a la vez tranquila e implacable...
¿Tiene nombre el ángel...?
No lo sé...
Quizá no lo necesite...
Es...un ángel, y con eso le basta.
Noviembre.
Mes de recuerdos, sobre todo, por los que han partido...
¡Ay, el tiempo...!
El tiempo se nos lleva, confunde los lugares en nuestra memoria, y borra poco a poco el rostro de cuantos amamos y que, un día, nos abandonaron, para ir a un lugar exento de tristezas...
Dante Alighieri, en su "Divina Comedia", habla del río Leteo, que es necesario cruzar y beber de sus aguas, antes de entrar en el Paraíso...
¡Qué felicidad, olvidar, olvidarlo todo, y vivir en una eterna dicha...!
El río Leteo, del que ya hablaban los antiguos griegos y romanos...
¿Habrá algún río Leteo, o parecido, en este mundo...?
Si así fuera, ¡qué dicha, beber de sus aguas, y limpiar el pensamiento de sombras...!




(Imagen: Ángel tallado en mármol, que corona un panteón en la avenida central del cementerio de Jaca, Huesca)

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