miércoles, 19 de enero de 2011

Del diario del Filósofo, amigo del Coco...


"...Yo tenía un amigo, un buen amigo... Íbamos al Instituto de nuestra pequeña ciudad, y todas las tardes, previo paso por nuestros respectivos domicilios, para tomar el consabido bocadillo, dábamos una vuelta por los alrededores...

Igual en otoño que en primavera...

¡Conversábamos incansablemente, de tantas y tantas cosas...!

Éramos inseparables...

Los dos teníamos sendos amores juveniles desafortunados...

Que también eran tema de conversación...

Aquellos paseos, eran lo mejor del día.

Y siempre terminaban en el fondo del parque.

Una vez allí, regresábamos a casa.

El reloj de la torre, daba las diez cuando yo entraba en el patio o ya estaba subiendo las escaleras de barandilla de hierro con pasamanos de madera...
Y así, día tras día...
Hasta que la vida nos hizo tomar caminos diferentes...
Siempre es así..."
(Imagen: "Torre del reloj", años 30, Jaca, Huesca).


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