El otoño es bufón, y se disfraza
por agradar a un príncipe tan grave
que no existe manera de que alabe,
risueño alguna vez, alguna traza
de tantas exhibidas. Las rechaza,
con tedio displicente. Ya no sabe
el otoño qué hacer, cuál es la llave
que pueda abrir la rígida coraza.
De todos los colores se ha teñido,
y los va desechando, convencido
de que la risa no desencadena.
Cada día más gris, más semejante
al señor que no muda de semblante,
va envejeciendo, hasta morir de pena.
(Ilustración: "Paisaje otoñal", de E. Pérez Tudela).
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