El Filósofo y el Poeta han hecho una excursión...
Han tomado el tren muy de mañana para llegar hasta el riachuelo donde jugaron de niños, cando los veranos parecían más luminosos, inagotables, eternos...
En pleno estiaje, el riachuelo mantiene ahora un modesto caudal...
¡Si en aquellos años parecía más grande, más ancho..!
El tiempo tiende a agrandarlo todo...
El Filósofo y el Poeta se han descalzado.
Y se han refrescado los pies en ese corriente, todavía de aguas transparentes, limpias de toda contaminación...
Y jugando como niños se han salpicado el uno al otro, entre risas...
Luego, han tomado el tren de regreso.
Las viejas locomotoras de vapor han dado paso a unas potentes y modernas máquinas, más veloces...
¿Más veloces..?
El Filósofo y el Poeta han meditado sobre esto...
La verdad es que ya no tienen prisa por llegar a ningún sitio...
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