miércoles, 9 de julio de 2008

Poesía...cada día.


El viento del invierno graba un nombre
en el frío cristal de la ventana.
Las sendas olvidadas sueñan nuevos
amaneceres plenos de esperanza.

Las tardes, apagadas y sombrías
ven desfilar nubes amoratadas.
El suave terciopelo de tus ojos
huye con ellas hacia las montañas.

¡Qué solitario corazón el mío,
dolida fuente de canción amarga!
Y tú, tan lejos, entre nubes grises

y yo tan cerca de la desolada
llanura carcomida por el hielo,
inhóspito lugar para mi alma!

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