Si una gaviota viniera,
(aunque es un quimera),
y dijera que en el mar
tengo un cálido lugar,
en una playa dorada,
aunque yo nací sin alas
fuera capaz de volar...
Arenales de mi sueños...,
¡oh, dulces playas tranquilas...!
¡Dónde se termina el lento
laberinto de mi vida...!
("Poemas del libro rojo", 1988)
(Archivo: cuevadelcoco,
poemas de E. Pérez Tudela).
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