Hoy, cuando las ramas
se desnudan lentamente,
de sus hojas doloridas,
y el río, tranquilo,
se lleva sin remedio
las luces del verano,
mi alma, temblorosa,
encogida, como un pájaro
al final de la tarde,
espera que un milagro
detenga el avance implacable
de las horas,
porque un nuevo otoño
es un paso más hacia el camino
que conduce a las sombras.
("Poemas del libro rojo",
1988).
(Archivo: cueva del coco,
poemas de E. Pérez Tudela).
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