domingo, 19 de mayo de 2013

Poesía, cada día...



(¡Qué dolor,
qué temor 
a la nada...!).

La vieja morada
donde los recuerdos
bien se refugiaban,
se cubre de nieve...

¡Y es que está tan lejos!

Golondrina,
vespertina,
mi amor de un atardecer
(Que me parece de ayer),
llenaba tan dulces horas...

Una cálida mirada
serena, se iluminaba
dulcemente en el jardín...

Y, sin principio ni fin,
era tu voz y tu risa
ese declinar sin prisa
que he buscado en el confín
de las imposibles cosas,
susurrantes, vaporosas,
como la niebla en el lago...

Hoy, mientras hago y deshago
la labor de recordar,
se me va perdiendo el mar...

Y tus manos, que temblabam
con la brisa cruel y fría
de la noche que cubría
de telarañas los sueños...

¡Qué grandes bienes pequeños,
conservo como un tesoro...!

Pequeños bienes que añoro,
como echa en falta el vagar
por un camino cualquiera,
dejando que se perdiera
mi tristeza al caminar..


("Poemas del libro rojo", 1988).

(Archivo: cuevadelcoco),
poemas de E. Pérez Tudela).

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