Entre mis dieciocho y diecinueve años,
mi madre, cada semana, me entregaba la separata
de una revista de las que ella habitualmente leía...
Era una mujer sencilla, sin ninguna pretensión...
Pero admiraba el arte, porque, tanto su padre,
o sea mi abuelo materno, como sus hermanos,
dibujaban y pintaban desde muy jóvenes...
Llegué a ver algunas obras de ellos,
y me parecieron buenas...
Sobre todo, las acuarelas de mi abuelo...
En una de las separatas, se hacía alusión al maestro Pancho Cossío,
nacido en Pinar del Río, Cuba, el 20 de octubre de 1898,
y fallecido en Alicante, el 16 de enero de 1970...
Hablaba del retrato de su madre: "La imagen de una madre no se olvida nunca...
Podría pintarla simplemente, cerrando los ojos, y evocando su rostro,
sus manos, su lugar preferido en la casa..."
Sí, un artista es capaz de evocar, con su arte,
la principal figura de mujer: Su madre...
La obra que encabeza esta entrada,
se titula así:
"Retrato de mi madre".
Con unas luces que recuerdan al maestro Rembrandt,
en un ambiente apacible,
con la actitud de quien ya sólo espera
cariño, paciencia y dulzura,
en sus años postreros...
Y que se complace con lo más sencillo...
Como todas las madres,
cuando alcanzan esa edad indefinida
en la que viven de sus recuerdos más que del presente...
Que contemplan a sus hijos y nietos
con amor y complacencia...
La madre del maestro Cossío...
Que él dejó reflejada en un cuadro,
pintado más para sí mismo,
que para el resto del mundo...
(Archivo: cuevadelcoco).
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