LAS HOGUERAS ENCENDIDAS,
donde se consumen lentamente
los más profundos recuerdos,
iluminan noches de insomnio.
Y me adentro en los acordes
de un lejano instrumento,
una familiar
y querida sonata nocturna,
que conmueve
las fibras más íntimas del alma.
Armonía en los sentidos,
y, a través de los ojos cansados
un cúmulo de universos
que giran,
que se mueven
cerca de tus labios entreabiertos
Mañana de sol en el camino
bordeado por pétalos nacientes.
Una niña,
cabellos oscuros al viento,
pasa como un sueño
dejando un leve aroma de ternura.
¡Oh, los sentidos,
que quisieran poseer el universo,
adueñarse de todas las emociones!
Y todo queda en un leve
soplo de la brisa tibia...
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