Rudyard Kipling
Cuando cursaba segundo de Bachillerato,
de aquel plan,
que yace en las profundas simas del olvido,
descubrí una lectura maravillosa,
a partir de un fragmento,
situado en el texto
de Formación del Espíritu Nacional,
o FEN,
como llamábamos familiar
y coloquialmente
a la asignatura:
"El libro de la selva",
de Rudyard Kipling.
No fue fácil hallarlo,
porque en las librerías de mi ciudad natal,
más dadas a clásicos castellanos y "best-sellers",
además de la prensa diaria y semanal,
amén de los tebeos,
esta "rara avis",
no se encontraba a disposición
de los clientes locales.
Un poco antes de la Navidad,
y, a fuerza de huronear en multitud de estanterías,
me topé con una edición en rustica,
tan rustica,
que, hasta el papel, amarillos grisáceo,
parecía que iba a quebrarse entre los dedos.
Y en la pequeña librería
de la señora Julia...,
que vendía de todo...
De allí procedía mi primera caja de acuarelas,
los lapices de colores,
cuadernos, y cuanto material escolar
precisaba para cumplir con mis tareas...
Pero..., no quisiera divagar...
A fuerza de dar mal en casa,
conseguí las quince pesetas que costaba el tomo,
y, aunque la buena señora Julia,
se ofreció amablemente a envolvérmelo,
se lo agradecí, sonriente,
alegando que lo quería leer "ya"...
Y ella, que sabía de mi pasión lectora,
se echó a reír,
y me deseó que disfrutara con el libro de Kipling.
Comenzaba a nevar...
Me fui corriendo a casa de mis abuelos,
con quienes vivía,
y, sentado en la silla de costumbre,
junto a la doble puerta
que daba a la terraza,
me adentré en el mundo mágico y exótico de Mowgli...
Como era normal en mí,
lo devoré en cuestión de pocos días...
"Mowgli y Bageera".
Ilustración de "El libro de la selva".
¡Maravilllosa lectura!
Aquellas Navidades,
a fuerza de releerlo,
casi me lo supe de memoria...
"Mowgli, Bageera y Baloo".
En estos días,
he vuelto a disfrutar
con las aventuras
del niño perdido en la jungla,
al que crió y educó
una familia de lobos.
(Archivo: cuevadelcoco).
Aquellas Navidades,
a fuerza de releerlo,
casi me lo supe de memoria...
"Mowgli, Bageera y Baloo".
En estos días,
he vuelto a disfrutar
con las aventuras
del niño perdido en la jungla,
al que crió y educó
una familia de lobos.
(Archivo: cuevadelcoco).
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