Recuerdo con agrado
un tarde de sol
al final del invierno,
cuando la nieve
se iba retirando lentamente
hasta las cumbres
y los vientos de la tarde
comenzaban a ser tibios.
Y un rostro perdido en el tiempo
que conteía la dulzura
de los almendros floridos.
(Imagen: Chopera cerca del río Gállego).
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