a la obra de toda su posible belleza y encanto. En esta primera fotografía, se ve la cata testigo
realizada, levantando el barniz de una pequeña superficie. El cuadro, por lo demás, estaba en
perfectas condiciones de conservación. Algo de polvo en la parte posterior, que se eliminó de
forma mecánica, sin mayores problemas.
Se aprecia en esta segunda cata testigo, la diferencia entre el cuadro barnizado y el color original.
La cata es el recuadro más claro, por supuesto.
entre la superficie barnizada, y la superficie libre del barniz deteriorado. Abajo, a la derecha, aparece la firma del autor.
La obra, una vez completada la limpieza. Eliminado el barniz, efectivamente, es una hermosa obra, de colores luminosos, destacándose el azul transparenhte del cielo, y los reflejos en el agua.
Se le aplicó un buen barniz, en una capa muy ligera, que pudiera ser desprendida si al cabo de los
años, caso poco probable, el nuevo barniz se deteriorara o envejeciera.
Lo entregué a su propietario, quien se lo llevó encantado, pues no suponía que bajo la capa deteriorada, hubiese algo digno de mención.
Al cabo de seis meses, el cuadro volvió al taller para aplicarle una segunda capa del mismo barniz, para lograr una definitiva capa uniforme.
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