y es un pájaro oscuro
de inquieto aleteo,
que se posa en el alféizar,
golpea suavemente con su pico los cristales,
y luego se va...
Mis manos,
enredadas en tus cabellos,
esos cabellos dóciles
que tantas veces he acariciado
con suplicante ternura,
esperando,
siempre esperando...
La gracia de tu pasión,
desbordándose
en la superficie temblorosa de mi cuerpo...
Anhelante, trémulo, vencido,
subyugado por tí,
que siempre he sido
gozoso esclavo,
nocturno efebo de tu anhelo.
(De "Prácticas de olvido")
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