Poco sabemos de Barak Obama, muy poco. Hasta hace unos meses era un desconocido, y hoy es ya presidente electo de USA. Desde luego, hay que reconocerle su mérito, en un país, que a pesar de su "modernidad", sigue pensando en el fondo como antes de su guerra civil.
Hay que reconocerle el mérito indiscutible de haber ascendido pacientemente, escalón tras escalón, hasta llegar a la designación como candidato, a pesar de tenérselas que ver, entre otras cosas, con una bruja como la Clinton, que, habrá removido cielo y tierra, puesto zancadillas, estorbado, extorsionado y otras malas artes, con tal de que Mr. Obama no subiera ni un peldaño más.
Pero así son las cosas, y helo aquí ya, convertido en el mandamás de la primera potencia mundial.
Estos yankis me dan un poco de miedo.
No por el nuevo presidente, sino por todos los que habrá de "sufrir" en su entorno, y más cuando ocupe la Casa Blanca.
No sé tampoco si sus anunciadas medidas, y sus intenciones de cambio serán realizables, o tendrá que plegarse a las exigencias de ese nido de malos bichos que es el Congreso USA.
Ya veremos...
Como decía en una anterior entrada, lo único claro y positivo es que Mr. Bush se va, por fin se va, a ver si ahora resulta que sale un Bush nieto, y así el mundo sufriría tres generaciones.
Que con dos ya vale, ya...
Hoy, todo son elogios.
De propios y extraños.
Incluso nuestro insigne jefe del ejecutivo ha proclamado a los cuatro vientos las excelencias del aún no estrenado mandatario...
Por si acaso, que no se haga muchas ilusiones de ser su amiguete.
Ni la oposición tampoco...
Con el tiempo, repito, ya veremos...
No podemos hacer conjeturas de un "recién escudillado", como decía mi buena abuela.
Habrá que verlo actuar, dirigir, gobernar..., y entonces sabremos a qué atenernos...
Veremos cómo se va desarrollando su línea política...
Mientras tanto, es como hablar del tiempo...
O sea, perder el idem...
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