Pues sí, es una moda. O una rutina. O una forma de publicar libros con relativa facilidad. Tómese una época, documéntese uno sobre ella, trace una historia de amor, mézclese todo y tendrá una novela histórica. Pueden añadirse otros ingredientes. Es como una paella, pero en literatura. Muchas variantes, pero el contenido esencial, al igual que el arroz, es el amor. Comencé a leer novela histórica a los nueve años, sí, en mi tierna y alejada infancia, cuando aún no llegaba ni a la decena. Era un libro titulado "Historia del emperador Carlomagno". Por cierto, que, milagrosamente, aún lo conservo. Está a salvo de manos extrañas en lo más alto de una estantería, allí donde sólo puede llegarse con la ayuda de una banqueta. Desde entonces, he leído y leído, y lo digo orgullosamente, hasta el punto de que pocos autores se me escapan. Si alguien se siente ofendido por mi falta de humildad, sepa que es un fariseo puñetero.
José Luis Corral, quien tuvo la amabilidad de dedicarme varios de sus libros, es uno de mis autores preferidos, algún día hablaré de los otros.
No necesita elogios, ni frases floridas, ni nada de nada. Su obra ya dice todo lo que hay que decir . En "El Cid" me dio una visión nueva y distinta del personaje. Una visión más humana, más cercana a la realidad del héroe aventurero, del que tenemos una imagen demasiado "literaria". José Luis Corral nos presenta al HOMBRE, con sus sentimientos, dudas, vacilaciones, errores y aciertos. Desde aquí, termino diciendo: José Luis, esperamos otro libro.
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