Cuánto ha cambiado todo...!
Recuerdas las que había en tu casa...?
Una, enorme, en la puerta de la calle,
que, un desaprensivo,
maldita sea su estampa!,
se llevó de allí...
Otra, en la puerta de la escalera...
Más pequeña...
Y vuestra vecina,
la de la izquierda,
también tenía una...
Jamás instaló un timbre...
Pero quería hablarte de cartas...,
de escribir cartas...
Y de recibirlas...
Te sentabas en tu cuarto,
el que daba a la calle,
y escribías...
A tu amigo de toda la vida,
a ese tío tuyo a quien tanto querías,
a la chica aquella que conociste ese verano,
al amigo, que su padre era militar,
y lo destinaron lejos...
A la prima, confidente y cariñosa...
Y a tu familia, cuando estabas fuera...
Escribías cartas...!
Volcando en ellas sentimientos y emociones,
porque, sin darte cuenta,
era como si hablaras con la persona
a la que iba dirigida...
Dibujabas tus propias felicitaciones
al llegar la Navidad...,
con cariño,
porque es así como todo sale bien...
Introducias tu doble mensaje,
en el buzón más cercano,
sonriendo, quizá,
o con cierta nostalgia,
esperando una respuesta,
cuanto antes mejor...
Escribes ahora...?
Primero, el teléfono,
luego, los móviles,
con su sistema de mensajes
que llegan a cualquier parte del mundo,
a una velocidad pasmosa...
Pero...escribes ahora...?
No, ya no escribes cartas...
Has olvidado, incluso,
la alegría de recibirlas...
(Archivo: cuevadelcoco).
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