Tora! Tora! Tora!
Éste fue el mensaje en clave,
enviado por el Comandante Fushida,
que tuvo a su cargo
el mando de la primera oleada.
Tras el bombardeo de Pearl Harbor,
Fushida informó al Almirante Nagumo,
del éxito de su misión.
Tora, literalmente,
significa tigre.
Sin embargo,
es el acrónimo
de "totsugeki raigeki, (to..., ra...),
ataque relámpago.
Han pasado
setenta y cinco años,
desde aquel domingo,
7 de diciembre de 1941...
Pero, la llama del recuerdo,
no se ha extinguido...
Cuando llega esta fecha,
siempre me hago la misma pregunta:
¿Pudo haberse evitado...?
Opiniones para todos los gustos...
¿Lo sabremos algún día...?
Una incógnita,
que, acaso,
no se resuelva nunca...
Lo que parece cierto,
aunque no se hable de ello,
y no se quiera reconocer,
es, que hubo despreocupación a raudales,
verdaderos diluvios de incompetencia,
y, por supuesto, excesiva arrogancia,
frente a un Japón con ansias
de expandir su territorio,
en busca de fuentes de aprovisionamiento...
¿Advertencias...?
Las hubo...
Oídos sordos, también...
Lo más triste de todo,
está en el gran número de jóvenes,
que yacen para siempre
en el fondo de la bahía,
sin que se supiera nada más de ellos...
Domingo, 7 de diciembre de 1941...
Han transcurrido tres cuartos de siglo...
¿Será posible olvidar...?
¡Nadie lo sabe...!
(Archivo: cuevadelcoco).
Éste fue el mensaje en clave,
enviado por el Comandante Fushida,
que tuvo a su cargo
el mando de la primera oleada.
Tras el bombardeo de Pearl Harbor,
Fushida informó al Almirante Nagumo,
del éxito de su misión.
Tora, literalmente,
significa tigre.
Sin embargo,
es el acrónimo
de "totsugeki raigeki, (to..., ra...),
ataque relámpago.
Han pasado
setenta y cinco años,
desde aquel domingo,
7 de diciembre de 1941...
Pero, la llama del recuerdo,
no se ha extinguido...
Cuando llega esta fecha,
siempre me hago la misma pregunta:
¿Pudo haberse evitado...?
Opiniones para todos los gustos...
¿Lo sabremos algún día...?
Una incógnita,
que, acaso,
no se resuelva nunca...
Lo que parece cierto,
aunque no se hable de ello,
y no se quiera reconocer,
es, que hubo despreocupación a raudales,
verdaderos diluvios de incompetencia,
y, por supuesto, excesiva arrogancia,
frente a un Japón con ansias
de expandir su territorio,
en busca de fuentes de aprovisionamiento...
¿Advertencias...?
Las hubo...
Oídos sordos, también...
Lo más triste de todo,
está en el gran número de jóvenes,
que yacen para siempre
en el fondo de la bahía,
sin que se supiera nada más de ellos...
Domingo, 7 de diciembre de 1941...
Han transcurrido tres cuartos de siglo...
¿Será posible olvidar...?
¡Nadie lo sabe...!
(Archivo: cuevadelcoco).
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