Hace muchos, muchísimos años,
cuando la asignatura de Religión
era una asignatura de verdad,
había un curso dedicado
a la Historia de la Iglesia...
A veces, era inevitable
establecer un diálogo
con el sacerdote
que nos impartía aquella disciplina...
Y en cierta ocasión,
le pregunté qué pasaría
si el Papa renunciaba,
bien por propia voluntad,
o por su estado de salud...
La respuesta fue un tanto vaga...
Todavía eran años,
a pesar de que las sesiones
del Concilio Vaticano II
estaban aún frescas en la memoria,
todavía eran años
en los que se consideraba
que el Santo Padre,
debía "morir en la Cruz"...
Y no...,
no debe de ser así...
El Papa Juan Pablo II,
que llegó hasta el final,
heroicamente,
añadió un punto más al
canon 332,
el 332.2,
de forma que un Papa
pudiese renunciar,
siempre que lo hiciese libremente
y lo anunciase de manera formal...
El Derecho Canónico,
así lo manifiesta...
(Archivo: cuevadelcoco).
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