Difíciles días de invierno:
El equilibrio
entre la luz y la nada
se torna inconsistente.
No hay respuesta.
Ninguna luz alumbra
el interior del alma,
y un íntimo dolor, ávida aguja,
perfora tenazmente
la esperanza,
Esquiva luz del día,
de blancura inestable,
impaciente de sombras,
el incendio
de una Babel de rostros
me persigue...
Y en la inminente noche,
cambia y cambia
los crudos laberintos
del recuerdo.
Destrucción necesaria,
las luces demacradas
de las calles,
se extinguen lentamente,
y con ellas
el íntimo deseo de la vida...
(De "Dispersario").
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