Todo se torna impreciso, difuso, inquietante...
El Filósofo, ha salido a dar un paseo...
El sol, juega al escondite entre las nubes...
Es una tarde relativamente apacible.
En la llanura, hay amenaza de lluvia.
Los dos perros, enomes, juguetones, se persiguen, hacen amagos de atacarse, corren, vuelven junto a su dueño, y presienten que va a llover.
Miran al cielo, olisquean el aire húmedo...
Están inquietos...
Pero el filósofo no interrumpe su paseo.
Medita...
Medita sobre las horas negras de este sufrido país...
A lo largo de siglos, toda su historia ha sido un contraste de luz y oscuridad.
Aunque, la oscuridad, siempre ha prevalecido...
Pocos momentos brillantes, demasiado pocos, y muy efímeros...
Y ahora, sombras de nuevo.
Este período, se recordará como uno de los más tristes y más sórdidos de nuestra historia, cuando ya hemos consumido una década del siglo XXI.
Un gobierno vacilante, incapaz, indeciso, que cambia de parecer como si fuera una veleta.
Sin autoridad, sin energía, siempre temiendo ser desbancado en las elecciones...
Un gobierno agotado y en caída libre...
Aunque, la oposición también va buena, que bastante castigo tiene con su líder, exento de carisma, anodino, repitiéndose continuamente, que pareceun disco rayado...
Momentos negros, días preñados de oscuridad y oscurantismo...
Un tiempo que recuerda el de hace dos siglos, justamente...
Opresión, radicalización...
Desaciertos en todas las decisiones...
El Filósofo, contempla las oscuras nubes que avanzan por el llaño.
Y dando media vuelta, se dirige a su casa.
A medio camino, comienzan a caer unas finas gotas..
Y ya, desde el ventanal de su estudio, suspira, porque, al fin, llueve de verdad...
Puede que mañana luzca un sol espléndido.
Pero..., ¿quién disipará las otras sombras...?
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