Las ramas, desnudas, cobijan un nido...
Un nido desierto, abandonado...
A veces, el pensamiento,
se asemeja a esos hogares maltratados.
En pleno invierno...
Y una profunda tristeza,
se apodera de nosotros...
Cuando los jóvenes y tímidos brotes
asomen de nuevo,
para sentirse acariciados por el sol,
regresarán los pájaros...
Y reconstruirán, amorosamente,
todo lo que el invierno
se llevó con sus vientos helados...
Mientras, el nido,
como un símbolo de futura vida,
permanece entre las ramas grises...
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