Aventurarse por los vientos,
escogiendo el más cálido,
aquel que más recuerda
una tarde de mayo
y un beso
dormido entre la hierba...
¿Dónde estarán tus ojos,
qué remotos lugares
reflejan tus pupilas...?
Ingrata diosa, que, cortando el tiempo,
limas los recuerdos, difuminas
los contornos rotundos
de los días luminosos.
Mi corazón, cansado,
siente la ausencia, (y las ausencias
son una carga insoportable...).
Sentado al borde del camino,
amigo inseparable y verdadero,
dejo pasar las horas
improvisando cánticos que olvido
pero que, acaso,
recogerán las nubes pasajeras.
La memoria une tus ojos a mis ojos,
y, aunque el sol agoniza sin remedio,
vives eternamente en mi mirada...
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