(Del diario del Filósofo, amigo del Coco...)
"...al volver a casa aquella noche, escuché una lejana música de piano... Conforme avanzaba, el sonido se hacía más preciso..., más dulcemente intenso..., más atrayente... Caminé en esa dirección, hasta que me detuve un momento, porque la música parecía brotar de un balcón semiabierto... Unas cortinas tenues ocultaban el interior... Chopin..., sí, Chopin... Un nocturno, uno de sus maravillosos nocturnos... ¿Qué manos hábiles desgranaban aquella suave melodía...? Tenía algo de desgarrador... Algo mágico, que llegaba a lo más profundo del alma... La luna creciente de primavera aparecía más fresca y joven que nunca... Cerré los ojos un instante... Y me imaginé que me hallaba en una ciudad extraña, lejana... Y que unas dulces manos de mujer eran las que acariciaban el teclado del piano... Cesó la música... Con un suspiro, me encaminé a casa... El reloj de la torre daba diez campanadas..."
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