Día 11. 25 de marzo, 2020.
Hoy he querido escribirte unos versos,
quizás un poema entero, completo.
Y...nada.
Ni siquiera la primera línea.
Recuerdas esa noche de lluvia,
en la parada del bus?
Palabras que fluyen desde dentro,
no de esas otras,
que nacen y mueren en los labios.
Por eso, cuando debías de bajarte,
no lo hiciste.
Tus ojos inquietos,
y tu boca entreabierta.
La soledad de las calles,
como aquella noche,
resurrección gozosa
de tánto y tánto,
que ya daba por muerto.
Vuelve la soledad a las calles vacías.
Nadie. Ni siquiera la lluvia.
He querido escribirte.
Algo.
Que tuviera la magia de revivir un sueño.
Y...nada.
La ciudad es un vacío que invita a llorar.
La muerte bajo Las farolas.
Quiero saber de ti,
tomarte de las manos,
besarte con un toque de furia,
leve sabor de sangre.
Imposible.
Tras las nubes,
el brillo intermitente de Venus.
Un hueco que jamás se llena,
pequeño, sí, pero doloroso.
Aplausos y música y muerte.
La realidad.
Un hueco del tamaño de una gota de lluvia.
Y en él, tu recuerdo.
(Archivo: cuevadelcoco.
Ilustración: Mateo Lahoz).
Ilustración: Mateo Lahoz).
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