De vez en cuando,
revolviendo por las estanterías,
suelo encontrar,
de forma casual e impremeditada,
algún libro, de esos,
que en su día,
constituyeron para mí,
una afortunada novedad...
Y he dado, con esta selección,
editada por Bruguera,
"Las mejores historias siniestras",
que vino a mis manos
en la Navidad de 1968,
cuando faltaban tres o cuatro días
para terminar el año.
Lo leí con avidez,
en aquella Navidad solitaria,
que pasé en compañía de mis abuelos...
¡Era un libro apasionante...!
La selección,
estaba a cargo
de Laurette Naomi Pizer,
y contenía relatos de Hermann Hesse,
Guy de Maupsassant,
Truman Capote,
León Tolstoi,
un relato "anónimo" chino,
Thomas Mann,
Ivan Bunin...,
autores, cuya existencia,
en su mayor parte, desconocía...
Fue como abrir una ventana
al mundo literario...
Porque, luego,
me adentré en la lectura de las obras
de quienes me causaron una mayor impresión...
¡Es la utilidad de las antologías,
si se puede llamar así...!
Me fascinaron los autores orientales,
como Nakajima Ton,
Junichiro Tanizaki,
o Ryonosuke Akutagawa...
Y, por supuesto, Virginia Woolf...
De quien he sigo,
y sigo siendo,
devoto lector...
Hoy, que tengo en las manos, otra vez,
esta magnífica, aunque breve antología,
no puedo evitar una sonrisa...,
porque me evoca tantas cosas...
Cuando se convive con un libro,
o con unos libros,
llegan a formar parte de uno mismo...,
de tal manera,
que se unen a nuestra existencia,
envejecen con nosotros,
y...siempre son bien recibidos...
(Archivo: cuevadelcoco).
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