¡Ven, amada mía...!
La noche de cristal
llora tu ausencia...
¿Dónde estarán tus ojos
que no alumbran
el oscuro portal
de mi mirada...?
Ven y tiende un manto,
hecho de fresca hierba,
insondable perfume
donde se embriagan
las luciérnagas...
¡Ven, amada mía...!
Antes que cruce solo
los páramos del sueño,
y ya no haya distancias...
Dame tu fría mano,
y recorramos juntos
el nocturno misterio,
mientras poso mis labios
en tu amoroso seno...
Y pronuncio tu nombre
sobre un hondo reflejo
de cipreses sombríos
en la fuente dormida...
¡Ven, amada mía...!
(Archivo: cuevadelcoco.
Imagen: mirarlook/cuevadelcoco).
No hay comentarios:
Publicar un comentario