Querido Ganriel:
Siento que te hayas ido...
La vida es así de dura...,
continuas despedidas...
¡Fui tan feliz leyendo tus libros...!
El primero..., "Cien años de soledad",
allá por el verano de 1971...
Devoraba las páginas,
con avidez,
con lectora glotonería...,
porque me cautivaba tu prosa...
¡Esas historias mágicas,
y tan llenas de realidad al mismo tiempo...!
Leí y releí tu obra,
hasta la saciedad...
Me sorprendió
tu forma de transmitirnos
las increíbles aventuras,
dramáticas, trágicas a veces,
no exentas de humor,
de la familia Buendía...
¡Macondo...!
¡Una utopía en medio de la selva...!
Por donde pasaban
los personajes más insospechados...
¡Como el gitano Melquíades,
con su máquina de volar,
su pócima contra el insomnio,
y su radiante dentadura nueva...!
¡Remedios, la bella...!
Creo que todos anhelábamos una mujer así...
¡Y Aureliano Buendía,
superviviente de tantas revoluciones...!
Sí..., era feliz leyéndote...
Desde aquél verano,
me convertí
en un seguidor incondicional
de tu obra literaria...
¡Has escrito tanto...!
Y, si te sirve de satisfacción,
lo he leído todo...
¡Gabriel García Márquez...!
Compañero de incontables horas de lectura...
Me alegré al saber
que la Academia Sueca
te había concedido el Nobel...
¡Justo reconocimiento...!
Te has ido...
Pero..., ¿quién podrá olvidarte...?
Descansa,
inmerso en ese sueño
sin principio ni fin,
un sueño
que deseo sea
tan maravillosamente irreal,
como las historias que nos contabas...
¡Descansa en paz...!
Y...¡gracias!
(Archivo: cuevadelcoco).
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