¡Querida abuela...!
Te fuiste en un día como hoy, soleado,
plenamente primaveral...
Al ponerse el sol,
partiste...
Dulcemente...
Tu rostro reflejaba la serenidad
de quien parte
sin temer ese umbral
que todos cruzaremos algún día...
Ahora mismo,
estoy contemplando esa fotografía
que os hice a ti y al abuelo,
en la terraza...
Detrás,
se ven dos jaulas...
En una, había un jilguero...
En la otra, un verderol...
Abajo, en el margen derecho,
hay una fecha: 1971.
Esa fotografía,
está sobre el reloj de pared...
¡Cómo le gustaba su sonido al abuelo...!
Vivía pendiente de él...
"-...necesita comer...",
decía, cuando las campanadas se espaciaban...
y se escuchaba,
en el silencio de la tarde,
el sonido que producía la llave
al darle cuerda...
Luego, las horas cantaban con nueva alegría...
Sí, te fuiste en una tarde como ésta...
¡Hace tanto tiempo...!
Mira..., ¡la peña Oroel...!
¡Qué bonita, verdad...?
Cuando la acaricia el sol del ocaso...
Te apoyabas en el muro de la terraza,
y la contemplabas sin cansarte...
"-...veo la cruz...", decías...
"-...y sin gafas..."
La vieja montaña,
que cambiaba con las estaciones...
Con las distintas luces del día...
Allí estaba...
Tu amiga...
Abuela, ¡qué puedo decirte...!
Que te recuerdo...
¡Y que te quiero...!
(Archivo: Cámaras del Ayuntamiento de Jaca).
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